lunes, 1 de abril de 2024

 


BRAZOS CAÍDOS
MARÍA LUISA MAILLARD

Es ya habitual que los términos “fatiga” y “aceleración” se conjuguen en el lenguaje de los expertos, a la hora de calificar la situación — digamos de crisis, aunque no es el término adecuado—, de las sociedades occidentales: La sociedad del cansancio del filósofo surcoreano Byung-Chul Han; Ensayo sobre la fatiga de Martí Peran; Fatiga de Occidente del filósofo uruguayo Enrique Puchet, o el reciente artículo de Fernando Vallespín en el número 512 de Revista de Occidente “Crisis o cansancio civilizatorio”.

El asunto que vamos a tratar aquí, no es el de abundar sobre las causas de esta fatiga civilizatoria que ya han tratado con minuciosidad muchos autores, reflexionando, tanto sobre las consecuencias en el diseño del hombre contemporáneo, como sobre las de las sociedades en las que viven: hiper comunicación; sometimiento del sujeto a un mundo acelerado, al que se adapta con dificultad; autoafirmación inmunológica de lo propio y auto explotación en una sociedad del rendimiento... Para colofón, el cuestionamiento de la idea misma del progreso, que empieza a asomar un hocico indeseable del que hay que defenderse: catástrofe climática o pérdida de la individualidad por el control del individuo, a través del avance imparable de la tecnología.

Lo que nos interesa tratar aquí es la instrumentalización de estos fenómenos para manipular la realidad y satisfacer intereses políticos. Ante la avalancha de manipulaciones, contradicciones, corruptelas, noticias falsas sustituidas inmediatamente por otras, descalificaciones burdas reiteradas desde el discurso político, se nos quiere “fatigados”, con los brazos caídos, desatendidos del espacio público. “Yo ya he desconectado”; “yo paso”, “a mí no me interesa la política, me voy a la playa”, “no hay nada que hacer, todos son iguales…”, son frases habituales que escuchamos a diario y que reflejan dramáticamente la pérdida de un mundo común. Una pérdida que va más allá de la desconfianza hacia los poderes que nos gobiernan.

Y es que “esa fatiga”, que nos hace caer los brazos, va íntimamente unida a la sensación de impotencia, a la hora de ejercitar la razón para relacionarnos con nuestros semejantes en la búsqueda de la verdad, tanto de nuestra historia común; como de nuestro presente y los acontecimientos que se desarrollan en la sociedad que compartimos.

La razón ha perdido sus instrumentos habituales para relacionarse con los otros: el conocimiento, es decir, la referencia de una realidad objetiva; y la argumentación a la búsqueda de una verdad común que nos cobije. El subjetivismo, la opinión, prevalece. Hay que minimizar las energías, refugiarnos en una verdad incuestionable, porque ¿qué es la opinión? Hoy en día, la adherencia inquebrantable a las opiniones del grupo, al que pensamos pertenecer y a sus intereses, como verdades absolutas, inmunes a la discusión racional.

El horizonte que nos cobija no es el de un mundo común, capaz de enriquecerse, mediante el pluralismo; sino un mundo diseminado en grupos tribales que se enfrentan a cara de perro. Ya estaba abonado el terreno con la imposición de “lo políticamente correcto”, que conllevaba la censura de la “cancelación” fulminante del disidente. La política y el poder no podían quedarse al margen de esta arma, que conduce a la autocensura —brazos caídos—. Es preciso reforzarla desde los medios propagandísticos, mediante la repetición que, en un mundo fatigado, logra que la mentira se convierta en verdad.

La hiper politización que padecemos, está basada en planteamientos dicotómicos que nos enfrentan unos a otros a través de diferentes ideologías, sin posibilidad de debate ni puesta en común; aunque no sólo. Echemos un rápido vistazo al enfrentamiento irreconciliable dentro de grupos de la misma ideología. Si profundizamos un poco, descubrimos la herencia de los nacionalismos y de la lucha de clases del siglo XIX que asolaron de muerte el siglo XX, enfrentando a los ciudadanos ya a “los enemigos del pueblo”, ya a los “enemigos de la raza o de la lengua”. Herencia que renace remozada hoy, un siglo después, hundiendo sus zarpas en la “crisis civilizatoria” de Occidente, que se desarrolla en una sociedad acelerada e hiper tecnologizada que ya por sí misma conduce a la fatiga.

Fatiga que abona el camino al populismo, que se caracteriza por el desprecio a los principios básicos de la sociedad democrática y los derechos humanos individuales, que nos han conducido hasta aquí. Nos encontramos en una sociedad del bienestar material, de la aceleración y del entretenimiento; pero que ha dejado de lado el ejercicio del pensamiento. Recuperémoslo.

MARÍA LUISA MAILLARD

 


Isabel Arcos como Emma, en De algún tiempo a esta parte (Max Aub)



DE ALGÚN TIEMPO A ESTA PARTE
MARÍA LUISA MAILLARD

El pasado 23 de marzo, la Compañía delabarca, dirigida por Nuria Alkorta (colaboradora de este blog), puso de largo en el teatro del Centro Cultural de Fuenlabrada, una nueva versión de una de las obras más escalofriantes sobre la sinrazón de la naturaleza humana y sus bajos fondos: la que se vivió en el cercano siglo XX y que, desgraciadamente, no ha perdido un ápice de su actualidad.

De algún tiempo a esta parte de Max Aub es el monólogo de una mujer sencilla, Emma, que siempre se consideró al margen de los “tejemanejes” de la política hasta que ésta la golpeó de una forma brutal. Aunque era católica, tenía sangre judía y se encontraba en la Viena de 1938, invadida por los nazis.

El monólogo, en forma de conversación con su marido muerto, Adolfo, no nos ahorra ninguna de las crueldades y bajezas de las que es capaz el ser humano, oscilando entre el odio y la complicidad, en la cuerda floja del miedo y la avaricia: los vecinos de su antigua vivienda, que se ve obligada a limpiar ahora, no le dejan utilizar el ascensor y la miran con asco y con desprecio “¿cómo permiten que ‘esto’ entre en una casa decente?”; las tiendas de los judíos destrozadas; brutales palizas de una masa sedienta de sangre; la traición y complicidad de algunos judíos acaudalados…

Sin embargo, a pesar de la situación en la que vive, envuelta en el frío, la soledad y la miseria, su desconsuelo es más hondo. Sabe que su marido ha sido asesinado por los nazis; pero no sabe si su hijo Samuel, secretario del Consulado de Austria en Barcelona, asesinado por los “rojos”, era de “ellos”, de los que habían asesinado a su padre.

Monólogo difícil, resuelto con gran solvencia por la actriz Isabel Arcos, que consigue transmitirnos con gran eficacia los sentimientos de una mujer anónima e inocente, arrasada por el viento de la historia. Nos conmueve su rebeldía “que no me consuele nadie, que nadie rebaje mi pena”; el abismo de su corazón al imaginar que su hijo Samuel era de “ellos”; su entereza al percibir que el miedo es el veneno más eficaz para anular la humanidad de las personas: “el miedo envenena. Yo no tengo miedo, sólo odio”.

Un decorado sobrio, con unos acertados telones de fondo, a los que una hábil iluminación saca todo su partido, y una impecable dirección de Nuria Alkorta que remata la obra con un gran hallazgo escénico, convierten esta representación en imprescindible.

Los fines de semana del próximo mes de mayo podréis verla en el teatro Nave 73. ¡No os la perdáis!

MARÍA LUISA MAILLARD


C/ PALOS DE LA FRONTERA, 5 - MADRID

https://www.nave73.es/


IMÁGENES SOBRE LAS MUJERES Y LOS LIBROS
36. MUJERES SORPRENDIDAS LEYENDO
INÉS ALBERDI

Hay una situación en la que también los artistas han retratado a las lectoras y es la de cuando una mujer es “pillada” leyendo, cuando no se espera de ella que esté haciéndolo y la situación tiene algo de sorpresa.

Pietro Antonio Rotari, Italia (1707-1762)
Joven con un libro, ca. 1750-62
Colección particular

Esta sorpresa, este momento de no querer que la vean puede ser porque esté leyendo un libro prohibido o por muchas otras causas. 

Imaginamos que se trata de un libro prohibido lo que lee la joven sorprendida por un hombre maduro en el retrato que hace Burne-Jones en plena era victoriana, aunque viste a sus protagonistas con ropajes más propios del Renacimiento, cono les gustaba hacer a los prerrafaelitas.

Edward Burne Jones, Gran Bretaña (1833-1898)
El seductor Merlín, ca. 1872-74
Lady Lever Art Gallery, Bebington, Inglaterra

Otra posibilidad a imaginar, a partir de estos retratos, es que la mujer ha robado el libro, lo ha tomado sin permiso de su dueño, o del mentor que se puede atribuir autoridad sobre ella, y escapa rauda para que no la vean con el libro medio oculto. Esta podría ser la situación que suponemos en la obra de Tissot en la que aparece una joven muy elegante tratando de escapar a nuestras miradas en un entorno de otoño. Se remanga las faldas como queriendo acelerar el paso y esconde un libro bajo el brazo.

James Jacques Tissot, Francia (1836-1902)
Octubre, 1878
Agnew's Gallery, Londres

Hay muchas ocasiones en las que las mujeres han visto limitada su capacidad de leer, tanto por no ser el momento apropiado o por existir censura de algunos libros, o por no ser los libros de su propiedad. Por estas múltiples causas, las imágenes de sorpresa cuando son descubiertas leyendo, son muy numerosas.

Por ejemplo, tiene aspecto de haber sido sorprendida in fraganti, la joven lectora que nos mira, con el libro en sus manos, delante de una librería, en el retrato de Henshall.

John Henry Henshall, Gran Bretaña (1856-1928)
Pensamientos, 1883
Colección particular

Otra forma de leer a escondidas es la de la sirvienta que curiosea los libros de la casa en la que trabaja, cuando está haciendo su trabajo. Hemos encontrado numerosas imágenes de esta posible situación. Es la de una mujer trabajadora, a la que se supone ajena a la cultura, y que tiene curiosidad por los libros que encuentra y la satisface a escondidas de los dueños.

Jean-Baptiste Antoine Emile Béranger (1814-1883)
Mujer curiosa, 1848
Colección particular

Son retratos de mujeres a los que acompañan los instrumentos de su trabajo de limpiar, la escoba y el trapo, que tantas veces han parecido a la sociedad atributos más propios de las mujeres que los libros.

Johanne Mathilde Dietrichson, Noruega (1837-1921)
Interior de la casa de campo, 1875
Colección particular

En algunas ocasiones no sabemos si es la criada o la misma ama de casa la que se da una pausa en su trabajo de limpieza para leer algo de lo que encuentra por en medio, como es el retrato que hace Bonnard a principios del pasado siglo.

Pierre Bonnard, Francia (1867-1947)
La lectura, ca. 1905
Colección particular

Las imágenes que más nos han interesado, de aquellas que pensamos que son mujeres que han sido sorprendidas leyendo, son aquellas en las que la protagonista se interrumpe en sus quehaceres, plumero en mano, y se pone a leer.

John Stevens, Bélgica (1793-1868)
Mujer leyendo, s/f.
Colección particular

En la mayoría de estos casos suponemos que no es ella la dueña de la biblioteca y que la escena tiene algo de trasgresión, de momento escondido en el que no quisiera ser sorprendida.

En muchos casos el artista explica que se trata de la criada, ya sea en casa de un naturalista o de un coleccionista de cerámicas.

Edouard John Mentha, Suiza (1858-1915)
Una doncella en la biblioteca, 1899
Colección Particular 

William MacGregor Paxton, Estados Unidos (1869-1941)
La doncella de la casa, 1910
Colección particular

INÉS ALBERDI


El mundo, Remedios Varo (1958)

El 15 de abril se celebra el Día Mundial del Arte y para conmemorarlo este año hemos invitado a Amparo Serrano de Haro, escritora y especialista en Arte contemporáneo y mujeres artistas, a que nos escribiera el texto para esta entrada del blog. El resultado es el que sigue:


"El arte es siempre un misterio. Las niñas y niños de todo el mundo bailan, cantan y dibujan, sin ningún aprendizaje previo. Para ellas y ellos el arte, las artes, son una fuente y expresión de gozo y de interés tan natural como el agua o el sol.


Las mujeres tienen la misma necesidad expresiva y de creación que los hombres y, a pesar de todos los obstáculos que han tenido que sortear, así ha quedado de manifiesto históricamente. Desde los años sesenta del siglo XX, con el nacimiento y desarrollo de una historiografía (feminista) centrada en estudiar la creación de las mujeres, se han ido descubriendo muchísimas nuevas artistas, obras, temas, referencias, documentos… Es importante que esos descubrimientos estén a la vista de todas las personas, que transformen la sociedad y sirvan para modificar los antiguos prejuicios sobre la identidad femenina como inferior a la masculina.


Durante mucho tiempo, distintos grupos humanos quisieron apoderarse del arte, encerrarlo en jaulas doradas, para iluminar únicamente sus palacios y mansiones, o encerrarlo en las cámaras de seguridad de los bancos, pero el arte siempre ha logrado escapar; y debe escapar, ya que pertenece al conjunto de la Humanidad. También se quiso hacer de él no solo cosa de personas ricas, sino «cosa de hombres», pero se ha impuesto la evidencia de la falsedad y la injusticia de ambos intentos.


De todas las bellezas naturales que el mundo nos brinda, los habitantes de este planeta, que tantos errores hemos cometido y cometemos, solo hemos podido pagarlo con una historia de obras artísticas que son el producto de los sueños de armonía, perfección y sublimación de mujeres y hombres del arte —la tribu más impredecible y colorida—, cuya forma de aprehender el mundo y las complejidades humanas nos hace abrir los ojos con estupor, asombro y admiración".

AMPARO SERRANO DE HARO






SERVICIO DE LAVANDERÍA (BEGOÑA M. RUEDA)
FELIPE VEGA

La fotografía de contracubierta es narración pura. Dura narración que cuenta por sí sola a qué nos vamos a enfrentar en este estremecedor libro de poemas. En la fotografía vemos a una mujer joven, vestida con el traje de auxiliar de enfermería. Una mascarilla quirúrgica tapa su rostro. Aquello comienza a resultarnos dolorosamente cercano y familiar… La mujer se llama Begoña y lleva gafas. Detrás de ella, una lavadora industrial en los bajos de un hospital. Begoña es la ganadora del premio Hiperión número 36 de su colección de poesía. El libro fue publicado en el 2021, año maldito. La autora cuenta con 32 años, y sus versos guardan el dolor de siglos y la herencia de una humanidad que, con frecuencia, no es muy humana para consigo misma. Palabras que aúllan como las sirenas de las ambulancias y las de la policía: con urgencia.

El libro está escrito con la misma funcionalidad que la de una máquina de lavar. Consta de tres capítulos “o programas”: Prelavado, Lavado y Centrifugado. En su último poema, Centrifugado, se lee: Escribo estos poemas/igual que plancho / el pijama de un niño enfermo, / una los escribe con especial esmero, como si / estuviera escribiendo los poemas / que quisiera que leyeran mis hijos.

Los capítulos restantes tienen todos una fecha y un título por poema. Por ejemplo, el del 27-3-2020. se titula Enfrente de la lavandería se encuentra el tanatorio, el del 18-5-2020, Ojalá pudiera dejarlo. Begoña M. Rueda no puede abordar ese tema de otra manera, los poemas elegíacos no tienen cabida en una pandemia. Si alguien los escribiera (todo es posible), la maldición caería sobre ella o sobre él, seguro. Por miserables.

El libro reafirma mi defensa de la poesía por encima de cualquier forma de expresión artística. Cada verso ostenta la esencia de la palabra contemplada desde su horizontalidad, como las muertes que hieren sus páginas. Pero no concluyamos con ello que todo es drama aquí. La biografía también se abre paso: Todo lo dejé / por venir a trabajar a la costa, / abandoné mi tierra / siempre verde y de oro viva. Claro, la autora es de Jaén, y ese último verso tiene su deuda con Antonio Machado, otro andaluz que sabe detectar las diferencias existentes entre lirismo y dramatismo.

Cuando Begoña Rueda se asoma a la vida, fuera del hospital, escribe así: Desde la puerta de la lavandería / se ven las aguas maltratadas / del Estrecho, el peñón de Gibraltar / destroza las vistas del horizonte y se rodea / tanto de buques chatarreros / como de barcos cargados de crudo… […] …inmensa la melancolía de regresar / a mi ahora lejana tierra de oro virgen / y de olivares callados / en el regazo de la otra Andalucía.

Leyendo a esta poetisa no puedo dejar de pensar en cómo ha ido evolucionando el verso libre desde su nacimiento. La ruptura de la rima pertenece al siglo XX, igual que un rascacielos al skyline de Nueva York. Begoña M. Rueda está más cerca de la útil crudeza de los versos de Gil de Biedma y de Ángel González, o de los de Raymond Carver y William Carlos Williams. O cerca de otra mujer de la que un día habrá que hablar, Wislawa Szymborska: poesía, existencia y humor juntos. ¡Sorprendente!

En los poemas de Begoña M. Rueda hay más descripción que opinión y lamento. Por eso, le gustarían a Josep Pla, dueño de esa maravillosa frase de los años 20 del pasado siglo: En este país sobra opinión y falta descripción. Más que una biografía de nuestro espíritu, la frase se parece a la radiografía del alma de todo un pueblo, que ¡claro que existe!, para sorpresa de hombres como Menéndez Pidal, tan pesado él. El libro es de abril del 21, y conviene echarle una ojeada para ordenar con él nuestras sensaciones de aquellos meses. La escritora se lo merece. ¿Es un libro magnífico? No estoy seguro, pero es un libro necesario. Gracias.

FELIPE VEGA


 

ADULTOS BEBÉ
LIDIA ANDINO TRIONE

Existen adultos que, por distintas circunstancias, disfrutan comportándose en determinados momentos como si de niños pequeños se tratase. Por lo general, son hombres que cuentan con una formación notable y poseen una vida madura totalmente establecida; lo que supone tener un trabajo, responsabilidades profesionales e incluso relación de pareja. Durante el día, se duchan, se trajean, conducen su coche y se van a trabajar, hasta que llega la noche y se convierten en “adultos bebé”.

Concurren a un piso donde una “madre nodriza” contratada a tal fin lo espera para acogerlo en una habitación preparada para recibir a un niño de menos de dos años y atendiendo a sus necesidades básicas le brinda un tibio biberón, se enfada amorosamente si ha hecho “mucha caca”, le cambia los pañales, juega con él a completar un puzzle de muy pocas piezas, le proporciona un chupete para que se duerma tranquilo y —si el bebé lo requiere— le ofrecen su propio pezón.

También está el que lleva esta vida en la privacidad de su propio hogar y llega a crearse su propio cuarto de bebé con una cuna gigante, un armario para ropa de pequeños, juguetes, pañales, etc. Y, si tienen pareja, ésta suele hacer de mami que les cuida.

Aunque parezca increíble son muchos los adultos que existen en todo el mundo dentro de esta categoría, tanto es así que en P.B. existen tiendas especializadas donde pueden encontrar todo tipo de prendas de vestir infantil a su medida, incluso anualmente celebran un desfile donde se exponen todas las novedades que llegan al mercado.

No es fácil dar una cifra de cuántos adeptos hay, porque muchos de ellos lo mantienen en secreto, pero se calcula que en España son como mínimo unos cincuenta mil hombres que gozan siendo “adultos bebés". Así han ido creando comunidades a través de redes sociales, o quedadas en foros de internet.

Podemos escandalizarnos, censurar esas conductas por parecernos inmorales, sin embargo, toda forma de vida merece consideración siempre que no dañe a otros, cosa que en este caso se cumple, ni que sea un daño para el que elija esa vía de disfrute, cuestión que desconozco si es así. Más bien resulta ser una más de las singulares y múltiples actividades sexuales humanas.

Quiero decir que el lenguaje es lo que produce la mutación que nos hace humanos y nos aleja del instinto animal. Todas las maravillas y las atrocidades del mundo nos son dadas por la palabra.

En cuántas parejas podríamos decir que uno de los dos por momentos se comporta como un “adulto bebé”, o bien se intercambian esos papeles. Quieren ser niños a solas con mamá.

Pero, ¿qué clase de desgarro, qué consecuencias trae para un “adulto bebé” ser mortal durante el día e inmortal en el transcurso de la noche?

LIDIA ANDINO TRIONE
Psicoanalista

OCTAVIO PAZ: SU(R)REALISMO*
ROSARIO HERRERA GUIDO

 

“Aprendizajes y desaprendizajes,
circunnavegaciones y circunvalaciones,
circunvuelos en Asia, Europa y América:
la exploración del túnel de las correspondencias,
la excavación de la noche del lenguaje,
la perforación de la roca:
la búsqueda del comienzo,
la búsqueda del agua”.

Octavio Paz (Entrevista a Octavio Paz por Carlos Monsiváis).

I

Octavio Paz no sólo se aproximó en su creación poética y ensayística al surrealismo, también escribió sobre este movimiento artístico que estará siempre entre las mujeres y los hombres. Porque André Breton le obsequió dos regalos: 17 Arcanos y los secretos de la mística oriental, para que descubriera otros misterios de la palabra, los gramas del mono, siempre a mitad del camino, a través de bosques de signos, entre “algaraniñas y pajarabías, plegarias de los perendigos, babeantes súplicas de los mendigrinos, gluglú de dialectos” (Paz, El Mono Gramático. Barcelona, Seix Barral, 1974:102).

En su trayecto al surrealismo, Paz bebió en las tabernas de todos los poetas el mismo vino. El lenguaje, el cosmos y el amor fueron la sustancia prima de su código sagrado, que muda su ropaje acorde a la tonalidad de sus imágenes poéticas. Su retorno mítico al origen no es repetición de lo mismo, pues lleva en el vientre un decir naciente, que crea nuevos (uni)versos.

El amor, la vida y la imaginación, el tríptico soñado por Alquié, son los temas surrealistas de los que brota una estética cósmica: las relaciones humanas con el universo. Una metafísica que le concede al mundo un carácter sagrado. En el fresco surtidor de los románticos se bañan los poetas surrealistas, pero una nueva fuente brota de ese bautismo poético. La unidad de los contrarios: sueño y realidad, le rève et la réalité —como canta Breton en el Manifiesto, La surréalité: una realidad absoluta (une sorte de réalité absolue). Lo real y lo imaginario, los ángeles y los demonios, lo decible y lo indecible. El surrealismo es el marro con que se realiza la demolición radical de la lógica y su principio de identidad.

El surrealismo es la búsqueda del comienzo, por el camino de Galta, en dirección contraria a la actividad normal del hablante, cuya función consiste en reproducir y construir frases, mientras que aquí se trata de desmontarlas y desacoplarlas, deconstruirlas: “ […] deberíamos remontar la corriente, desandar el camino y de expresión figurada en expresión figurada llegar hasta la raíz, la palabra original, primordial, de la cual todas las otras son metáforas" (Paz, El Mono gramático, Barcelona, Seix Barral, 1974:27). 

Se trata de la originalidad, más todavía, de la belleza. Aquí está lo lúdico, lo mítico y trascendental. No se trata de un puro juego sin ton ni son de la poesía. El proyecto de la estética surrealista de Octavio Paz quiere decir el mundo. Las palabras, que a partir del surrealismo según Blanchot laten, tienden a gastarse como las monedas (según Nietzsche). Por ello hay que parir nuevas palabras, alargarlas (como enseña Aristóteles en su Poética), o meterlas en una valija (como Lewis Carroll). Cirujano de palabras, de los cortes aquí y allá en los significantes, rapsoda del azar y la libertad, el poeta surrealista desencadena las palabras, emancipa lo imaginario y lo simbólico para entrar al corazón de Lo Real.

La liberación del lenguaje no sólo implica a lo sagrado, también a la Otredad, a lo Absolutamente Otro, el universo de lo Simbólico, la diferencia entre el hombre y la naturaleza, el borde entre el adentro y el afuera, que se resuelve en una Banda de Moebius, en un solo Real. Un Otro con mayúscula, que también es lo femenino, la mujer y el Otro Sexo. La mujer amada, magnética, divina, la que engendra el mundo, la llave del misterio, el secreto de la naturaleza, la diferencia, la promesa, el regreso al origen y la inocencia perdida, a la unidad de los contrarios: poética del destino y destino poético. La mujer fugitiva, fantasma, instante, como Nadja y Melusina: la mujer despierta lo inconsciente, es el "punto supremo" en el que los contrarios se encuentran en el dintel de la puerta que hay entre el sujeto y el objeto, el exterior y el interior, el punto de "extimidad" (como diría Jacques Lacan).

El surrealismo es la temporalidad del mundo y el mundo temporal; la eternidad de los valores y los valores eternos: el amor, la libertad y la poesía; el camino hacia "la luz", en compañía de Breton, donde se anudan el amor, la pasión y la idea. Voluntad de Poemar, pues el poeta surrealista se abisma en las fauces del vacío y atraviesa el infierno. Todo por ser fiel a un deseo disidente.

Pero Octavio Paz se diferencia de los surrealistas. La escritura automática y la asociación libre no lo convencen. Una Voluntad Lúcida siempre debe palpitar en su poesía, como lo logra Gastón Bachelard en sus textos de poética. No se trata de desbordar palabras para inundar las páginas, no es la escritura salida de los golpes en la frente, ni la espontaneidad facilona. La poeta para Octavio Paz debe ser humilde para recibir los dones de los dioses, que no debe despreciar, pero para pulirlos con el cuidado con el que se pule un diamante, por amor a sus destellos. Así lo define Paz: “El surrealismo es el máximo de precisión para el máximo desvarío".

La originalidad del surrealismo de Octavio Paz está en el Mito. Porque se dirige a un tiempo sin tiempo, antes de la razón y la civilización, … responde a "la ley de la tierra" (como Antígona), al nacimiento del sueño y el sueño del nacimiento, al origen del fuego: a la Piedra de Sol.

Donde nacen los caminos, en el primer sueño, hacia la fuente interior, antes del origen, ahí donde la "otra voz" se derrama y vierte todo su ser, una vez que El Cántaro Roto derrama el agua seminal de la palabra, que busca el comienzo de la palabra: "[…] hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche / raíces, tronco, ramas, pájaros, astros […] hay que soñar hacia atrás, hacia la fuente, hay que quemar siglos / arriba, / más allá de la infancia, más allá del comienzo, más allá de las / aguas del bautismo […] hay que desenterrar la palabra perdida, soñar hacia dentro y / también hacia afuera {…] ni adentro ni afuera, ni arriba ni abajo, al cruce de caminos, / adonde empiezan los caminos, / porque la luz canta con un rumor de agua, con un rumor de / follaje canta el agua / y el alba está cargada de frutos, el día y la noche reconciliados / fluyen como un río manso, / el día y la noche se acarician largamente como un hombre y una / mujer enamorados, / como un solo río interminable bajo arcos de siglos fluyen las / estaciones y los hombres, / hacia allá, al centro vivo del origen, más allá de fin y comienzo”. Donde la poesía es mito y el mito es poesía, eterno retorno a la palabra de la que nacen todas las demás palabras, liberación del tiempo lineal: extemporaneidad.

Por ello la sustancia de la poesía y del mito es la misma. Su auténtico tema, dice Paz: "[...] es la oposición entre la cultura y la naturaleza tal como se expresa en la creación humana por excelencia: la cocción de los alimentos por el fuego domesticado. Tema prometeico de resonancias múltiples: escisión entre los dioses y los hombres, la vida continua del cosmos y la vida breve de los humanos pero asimismo mediación entre la vida y la muerte, el cielo y el agua, las plantas y los animales” (Paz, Claude Lévi-Strauss o el Nuevo festín de Esopo. Joaquín Mortiz, 1987:47-48). 





MATILDE RAS (1881-1969)
MARÍA LUISA MAILLARD

“Amo a veces un libro como se ama a un amante; no es pura metáfora, es una analogía. Al despertar por la mañana, pienso en él con el contento de que está a mi alcance. Salgo de casa y pienso en él […]; y a mi vuelta, entro en casa con la impaciente alegría de que él me espera”. (Matilde Ras, Diarios). 

Si existe algún elemento definitorio de la figura de Matilde Ras, es su amor por los libros, por la palabra escrita. Si pensar es hablar por dentro, escribir es depositar el alma en las palabras. Creció rodeada de libros. Tuvo una madre, Matilde Fernández, culta, moderna, traductora y autora de una novela feminista Concha, historia de una librepensadora, que tomó a su cuidado la educación de su hija mayor, Matilde y su hermano menor, Aurelio. A edad temprana, cuando la niña ya leía a los clásicos franceses en su propio idioma, cayó en sus manos un libro del abate Juan Hipólito Michon, autor que fundó en 1871 la primera Sociedad de Grafología, después de publicar Los Mystéres de l’écriture. Siguiendo su estela, Matilde Ras llegó a convertirse en la pionera de la Grafología científica en lengua española.

Aunque, como veremos, su extensa obra no se limitará al estudio y difusión de la Grafología; sin duda fue su amor por la palabra escrita, el que la llevó a profundizar en una de sus posibles dimensiones, hoy cuestionada por la ciencia. Y es que hubo un tiempo, no tan lejano, en que los hombres, y no digamos las mujeres, escribían a mano. Los trazos que se deslizaban por el papel tenían una relación íntima con las palabras que plasmaban, con el tiempo lento de su elaboración e, intuían algunos, con el sentimiento y los rasgos caracterológicos de la persona que dibujaba la realidad sobre el papel.


Matilde Ras y Elena Fortún

La Grafología, el estudio de la personalidad, a través de los rasgos de la escritura, tuvo un gran desarrollo en la primera mitad del siglo XX, siguiendo la estela del iniciador del género, el abate Michon, con tres nombres de referencia: el médico Jules Crépieux Jamin, quien modernizó la escuela francesa de Grafología; el filósofo Ludmig Klages, quien en 1900 funda la Sociedad Alemana de Grafología; y el psicólogo Max Pulver, quien funda la Sociedad Grafológica Suiza y determina en 1931 las leyes generales de interpretación. Matilde Ras, desarrolla su estudio, en un contexto en el que la grafología era considerada una ciencia, capaz de aportar datos valiosos, tanto en la judicatura como en la medicina psiquiátrica.

Había nacido Matilde Ras en Tarragona en 1881, en el seno de una familia culta: Su padre era arquitecto y su madre maestra, traductora del francés y amante de El Quijote, querencia que transmitió a su hija. Su primera infancia transcurre en Cuba, hasta que, a la muerte del padre, la familia regresa a España y se instala en Madrid. Ya desde niña, muestra habilidades artísticas, apoyada en todo momento por su madre. Dibuja, traduce a Verlaine, Baudelaire y Valery; se entusiasma con Voltaire, y comienza a publicar en revistas infantiles.

A raíz de la lectura del abate Michon, se interesa por la Grafología. En 1910 abre en Madrid un consultorio grafológico y comienza a colaborar en revistas como Por esos mundos, donde consigue una sección de Grafología, después de haber pasado la prueba de analizar la escritura de varios de sus redactores. También colaborará con el Heraldo, La Estampa, y Blanco y Negro, la revista de ABC; pero no olvida su afición primera y en 1915 publica Cuentos de la Gran Guerra, recopilación de relatos, ambientados en la 1ª Guerra Mundial; al que seguirá en 1918 Quimerania, libro igualmente de relatos.

En 1917 publica el considerado primer estudio serio sobre Grafología en España: Grafología. Estudio del carácter por la escritura, prologado por el maestro francés Crépieux Janin, discípulo del abate Michon. A partir de ese momento, inicia un proceso de divulgación de la disciplina, a través de revistas españolas e hispanoamericanas.

De 1923 a 1926, gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios, reside en París para perfeccionar sus conocimientos en la escuela de grafología francesa y logra el Diploma de Peritaje caligráfico. A su regreso a España comienza a colaborar con el diario ABC, al que ya seguirá fiel, a lo largo de su trayectoria profesional y en donde conoce a Elena Fortún, introduciéndose en el Círculo Sáfico de Madrid, creado por Victorina Durán en el seno del Lyceum Club. Iniciarán una estrecha amistad, consolidada en 1937, año en el que Matilde Ras debe refugiarse por un tiempo en casa de su amiga, al haber sido bombardeada su propia vivienda. Se distancian al finalizar la guerra cuando Elena Fortún parte a La Argentina, siguiendo a su marido Eusebio Gorbea, aunque no pierden el contacto. En 1929, año de su encuentro en la redacción de ABC, Matilde Ras había publicado el libro Grafología. Las grandes revelaciones de la escritura y se había convertido en profesora de Grafología Práctica en el Instituto Internacional. Elena Fortún acababa de introducir a Celia en la literatura infantil. Es en esta época, ya iniciados los años 30, en la que Matilde Ras se introduce en el género infantil. Traduce a Charles Perrault, los hermanos Grimm y Hans Christian Andersen. También pone en pie tres obras teatrales: El amo, El taller de Pierrot, y La hermosa hilandera y los siete pretendientes, esta última obra, representada en Panamá.

Al finalizar la guerra, Matilde Ras se marcha a Portugal, donde reside de 1940 a 1942. A su regreso, publicará en 1946 un Diario, describiendo la vida de los años 40 en Portugal, convertido en un oasis, frente a la guerra europea y la posguerra española, tras los horrores de la guerra fratricida. Retoma su consultorio grafológico y sus colaboraciones en prensa. En 1947 publica El retrato grafológico y en 1951 Historia de la escritura y Grafología. Su última obra será la novela Heroísmos oscuros, en 1968, un año antes de su fallecimiento.

Hemos traído a nuestra sección de “Mujeres olvidadas” a una mujer luchadora en tiempos difíciles, que amaba los libros y las insospechadas virtualidades de la palabra escrita.

MARÍA LUISA MAILLARD

 

RESEÑA DE LA EXPOSICIÓN DE DELHY TEJERO EN EL MUSEO PATIO HERRERIANO DE VALLADOLID, EL CULTURAL, POR ELENA VOZMEDIANO.






RESEÑA DE NUESTRA BIOGRAFÍA Nº42, VIDA DE VICTORIA OCAMPO DE LIDIA ANDINO TRIONE, POR RENATA ADRIANA BRUSCHI.

La figura de Victoria Ocampo no deja de despertar interés y solicitar nuevas relecturas. Hace unos meses, en España, Lidia Andino Trione brindó su punto de vista sobre el recorrido biográfico y cultural de la intelectual argentina en Vida de Victoria Ocampo (Madrid, Eila Editores, 2022).

El volumen forma parte de una serie de textos monográficos dedicados a ilustrar la vida de las mujeres, un proyecto apoyado por la Asociación Matritense de Mujeres Universitarias, destinado a lectoras que quieran acercarse por primera vez a personalidades emblemáticas de la cultura mundial. Tiene el mérito de esbozar los aspectos centrales de la biografía de Ocampo y, siguiendo una práctica consolidada, presenta un conjunto de imágenes bastante conocidas que retratan a Victoria Ocampo en diferentes momentos de su vida. Quizás lo más destacable de esta nueva biografía resida en la atención puesta en describir la relación entre Ocampo y la cultura española. Si la propia Ocampo aportó numerosas páginas sobre su relación con el filósofo Ramón Ortega y Gasset que ilustran la alternancia de fases de sus conversaciones, menos difundidas están las informaciones sobre su relación con María de Maeztu y sobre su amistad con Soledad Ortega, la hija del filósofo español. En estas páginas, el ensayo divulgativo de Andino reconstruye los momentos de los encuentros y las oportunidades que Ocampo quiso ofrecer a María de Maeztu, exiliada por el franquismo. También deja amplio espacio para recorrer los momentos significativos del intercambio con la poeta chilena Gabriela Mistral y, finalmente, hay algunas referencias al encuentro con Virginia Woolf, a quien Ocampo visita en Londres. Sin embargo, la biografía no se limita a resaltar el impacto de las amistades femeninas en las iniciativas impulsadas por Ocampo en Argentina. Como se sabe, a lo largo de su larga actividad como directora de la revista Sur, a partir de 1931 y unos años más tarde de la Editorial Sur, Ocampo pudo acceder a las innovaciones literarias occidentales y se convirtió en divulgadora de algunas voces de la narrativa europea y americana. Sus estancias en Europa y luego en Estados Unidos la pusieron en contacto con pensadores, editores, cineastas, músicos y artistas que, con sus obras y sus conversaciones, alentaron a Ocampo a desarrollar una cultura original, fundada en el respeto a la diversidad y al diálogo. Los innumerables encuentros organizados en Buenos Aires para debatir innovaciones culturales, las invitaciones a realizar conferencias dirigidas a intelectuales, a veces noveles, que menciona Andino Trione, la convierten en una incansable promotora del talento. Ocampo, nos recuerda la biografía reciente, frecuentaba a Lacan, von Keyserling, Drieu La Rochelle, Caillois, Tagore. Una selección de nombres que nos permite captar la variedad de intereses cultivados.

RENATA ADRIANA BRUSCHI

 https://sur225reloaded.webnode.it/news/una-recente-biografia-di-victoria-ocampo/






LA TERTULIA LITERARIA SE HA POSPUESTO 

SERÁ EL DÍA




Hirayama es un hombre solitario, de mediana edad, que trabaja como limpiador en los lavabos públicos de Tokio. Su vida es de una austeridad y soledad casi monacal: se levanta siempre a la misma hora, se lava los dientes, cuida sus plantas, va al trabajo, saca fotos a los árboles, frecuenta la sauna pública, acude al mismo restaurante, escucha en su camioneta la misma música, lee a Faulkner, compra libros de oferta… Cada día y cada hora hace lo mismo de manera calmada. Este hombre risueño y educado apenas habla y sus relaciones personales son mínimas: un compañero de trabajo, la dueña del restaurante, la novia de su compañero y las personas que se va encontrando casualmente. Ninguna de sus relaciones puede considerarse significativa y, a pesar de llevar una vida tan frugal en lo material y en lo afectivo, se muestra plácidamente sereno y sonriente. Casi le envidiamos. ¿Es esta narración una alabanza a la vida sencilla, a la soledad, a la búsqueda interior y a la huida del mundo? Parece ser que sí.

Sin embargo, un día, tras años sin verse, le visita en su humilde vivienda una sobrina adolescente. Hirayama se alegra de este rencuentro, hay sintonía auténtica entre los dos y comparte con ella el mundo en el que vive. El director nos muestra la cara oculta del personaje: procede de un entorno acaudalado y, al parecer, perturbador. En un breve reencuentro con su hermana, cuando va a buscar a su hija, descubrimos la existencia de un padre al que no puede o no quiere perdonar. ¿Un padre terrible? No lo sabemos. Los datos que Wenders nos ofrece son insuficientes. Nos informa, eso sí, de que algo inasumible para Hirayama sucedió entre ellos. Y tras una escena, tan breve como desgarradora, en la que el protagonista se rompe, la película abre un interrogante que quedará obturado y se convertirá en un enigma. ¿Qué le sucedió a Hirayama?

La narración, ya no es solo una alabanza a las cosas más simples de la vida, es el planteamiento, sin resolver, del por qué de la elección y creación de un mundo determinado para vivir y no de otro. ¿Por qué el protagonista elige, entre todos los oficios humildes que existen, limpiar de manera obsesiva la mierda de los otros? ¿Limpia la mierda en la que vivió, la culpa por haberla vivido, el rencor insuperable al padre…? No lo sabemos. Wenders nos deja solos a la hora de responder. Podemos imaginar respuestas, pero no tenemos certezas. Y ese interrogante abierto e irresoluble es una de las muchas cualidades que esta hermosa, sensible y exquisita película nos ofrece.

Perfect days es, en mi opinión, algo más que una descripción laudatoria de la vida tranquila donde el ego ha sido sustituido por el silencio y la invisibilidad. Es, además, el planteamiento de muchos porqués. Es una incógnita, ese jeroglífico que somos todos y del que solo podemos dar explicaciones limitadas y difusas, como las sombras que aparecen a lo largo del film y que en el mundo japonés tienen tanto peso simbólico. Esa necesidad que tiene el protagonista de convertirse en sombra de sí mismo para no desestabilizarse y ese impulso de seguir un ritmo de vida monótono para mantener a raya un mundo sin ninguna relación humana íntima y vigorizante. La creación de un mundo burbuja férreo, en el que no se permiten relaciones humanas auténticas para no sufrir y no romperse. Las sombras propias y ajenas en las que se refugia cuando alguien le pide ayuda real y comprometida.  

Wenders nos regala una hermosísima película que es posible, sobre todo, por la magnífica actuación de Kôji Yakusho. Esta excelente narración intimista nos habla de la armonía de lo pequeño, del enigma ser humano, de la sombra que somos y de las sombras que nos habitan.

ISABEL BANDRÉS

 

https://www.youtube.com/watch?v=YvGtMf-hapc




Nicholas Winton fue un inglés de procedencia judía que salvo en 1939 a cientos de niños judíos de morir en los campos de concentración nazis. Los niños de Winton nos narra una hazaña portentosa y nos describe su personalidad admirable. Como narración cinematográfica no es gran cosa. Es una película plana y técnicamente aburrida que no tiene nada que ver con La lista de Schindler de Spielberg en cuanto estructura narrativa. La película que nos ocupa es previsible y falta de imaginación, pero cuando aparece Anthony Hopkins, dando vida a un anciano Nicholas Winton, la película cobra vida y se deja ver. Es una pena que la que podría haber sido una buena película, había tema y personaje, se quede en una descripción de vida ejemplar mezclada, sin ningún pudor, con una buena dosis de chantaje sentimental. Las escenas de los programas de televisión y la escena final en la casa de Winton están rodadas para provocar la lágrima fácil del público. Es triste que un mal guión, unos diálogos desafortunados y una narrativa vulgar lastren la historia real y conmovedora de Winton.

Nicholas Winton, Niky, fue un joven agente de bolsa inglés que en uno de sus viajes a Praga se da de bruces con la realidad vital de miles de niños judíos que pronto serán trasladados a los campos de exterminio nazi. Niky junto a su madre y unos amigos, deciden salvarlos y buscarles un hogar en Inglaterra. Logran sacar de Praga a 669 niños. Esta tarea ingente que requiere gestión, trabajo, valor y un alto grado de sacrificio (algunos de los componentes del grupo morirán en el intento) deja en nuestro protagonista un profundo sentimiento de culpabilidad por no haber podido salvar a más, por llegar tarde para muchos. Piensa más en los que no salvó que en los que ayudó a salir del infierno nazi.

En aquellos años, hubo gentes con un alto grado de humanidad que lograron de manera desinteresada —y aún a costa de sus vidas—, proteger las de otros. En el campo de Auschwitz, Primo Levi no muere de hambre gracias al albañil italiano Lorenzo Perrone. El autor de Si esto es un hombre afirma: “Es a Lorenzo a quien le debo estar vivo hoy”. Lorenzo se jugaba la vida cada vez que le llevaba algo de comida. Primo Levi dice de él: “Su humanidad era pura e incontaminada… Gracias a Lorenzo no me olvidé yo mismo de que era un hombre”. Podemos decir lo mismo de Winton y de otros. Gracias a ellos no nos olvidamos de que somos seres humanos. Y ese es el valor de esta película: recordarnos lo que tantas veces olvidamos, nuestra humanidad.

Una película muy mediocre, un actor (Hopkins) soberbio y una historia para recordar son los componentes de esta narración.

ISABEL BANDRÉS

 

https://www.youtube.com/watch?v=OrfBqy0yXLg

 


ELLA  FITZGERALD


“La primera dama de la canción” o “Lady Ella”, así denominaban a Ella Jane Fitzgerald (Newport News 1917-Beverly Hills 1996) que junto a Billie Holiday y Sarah Vaughan, conformaban la Santísima Trinidad de las más importantes e influyentes mujeres intérpretes de jazz. Y de las tres, la reina era Ella Fitzgerald.


Su técnica inigualable, su afinación perfecta y su rango vocal de tres octavas favorecieron el amplio repertorio en el que podía moverse con facilidad, desde góspel, calypso, samba, blues, swing, hasta baladas, pop… Anticipó el advenimiento del bebop con el “scat”, técnica ésta que consistía en improvisar vocalmente con sílabas sin sentido.


Ella Fitzgerald contaba, además, con lo que se denomina “el oído absoluto”, que algunos cantantes tenían entonces: Nate King Cole, Buddy Greco, Jack Jones, Vera Lynne, Vic Damone… El “oído absoluto” consiste en la capacidad de poder identificar, o reproducir, cualquier nota musical al escucharla y sin ninguna referencia de otras notas; lo que permite reconocer tonos, escalas y acordes. Es una de las habilidades más asombrosas del ser humano y se dice, desde hace poco, que el “oído absoluto” se da en personas que, frecuentemente, presentan sinestesias. Quiere esto decir que pueden experimentar un sentido al mismo tiempo que otro y también, que pueden experimentar un sentido de dos maneras… Ver letras o números con un color específico; por ejemplo, visualizar siempre la letra “A” en color verde. Los científicos no saben todavía por qué ocurre esto y la vía de investigación la dirigen a la comunicación entre sí de las neuronas. Pero bueno, este esta es otra historia. El caso es que muy pocas personas cuentan con “oído absoluto”. Mozart lo tenía.


La suya fue una vida de superación constante: mujer, negra y pobre; el abandono del padre, la prematura muerte de la madre, un reformatorio para menores, dormir en la calle… Hasta que una buena decisión la llevó a presentarse a un concurso de talentos en el famoso teatro Apollo de Harlem, donde improvisó una canción que puso al público en pie. Comenzó después una gira en solitario por clubs, cabarets y teatros; la primera grabación Love and Kisses y en 1983 su primer hit con A-Tisket, A-Tasket. Poco a poco —no sin contratiempos—, pasó a cantar “en las grandes ligas” y a interpretar canciones de los más grandes. En los 50, al mismo tiempo que Sinatra —para ser justos—, sentó las bases de la canción melódica interpretando versiones de los grandes compositores de esa época, como Cole Porter, Duke Ellington, George Gershwin, Jerome Kern, Irving Berlin, Johnny Mercer… Gershwin llegó a decir: "Nunca pensé que mis canciones fuesen tan buenas hasta que las escuché cantadas por Ella".

 

Más de 250 canciones, 19 álbumes… En fin, como siempre, lo mejor es escucharla. ¡Que la disfruten!

SUSI TRILLO

 

ELLA FITZGERALD "OLD MACDONALD HAD A FARM"

(ON THE ED SULLIVAN SHOW)

https://www.youtube.com/watch?v=7mLslJMxPvQ&list=RDEMma8jjIfirADYMoUWSsoV6g&index=3

 

ELLA FITZGERALD & COUNT BASIE - A TISKET A TASKET

(NORMAN GRANZ JAZZ IN MONTREUX 1979)

https://www.youtube.com/watch?v=Ablt3kaGtnY

 


ELLA FITZGERALD AND DUKE ELLINGTON "DO NOTHING TILL YOU HEAR FROM ME"

(ON THE ED SULLIVAN SHOW)

https://www.youtube.com/watch?v=INJVFZK0k0I&list=RDEMma8jjIfirADYMoUWSsoV6g&index=7

  


ELLA FITZGERALD, IN “DESAFINADO”

(TV SPECIAL, SWEDEN, 1963)

https://www.youtube.com/watch?v=u2bigf337aU&t=1s

 

 ELLA FITZGERALD AND DUKE ELLINGTON "IT DON'T MEAN A THING”.

(ON THE ED SULLIVAN SHOW)

https://www.youtube.com/watch?v=myRc-3oF1d0&t=33s

  


ELLA FITZGERALD & DUKE ELLINGTON - "IMAGINE MY FRUSTRATION"

(THE STOCKHOLM CONCERT," 1966)

https://www.youtube.com/watch?v=oJzZEbyEEXk

  

ELLA FITZGERALD – “SUMMERTIME”
(BERLÍN, 1968)

https://www.youtube.com/watch?v=u2bigf337aU&t=1s